El área recreativa de Pontejos se encuentra al sur de la bahía de Santander, a la altura de Pontejos.
Para llegar, tomar una desviación a la izquierda una vez pasado Pontejos, dirección Gajano. Después de pasar la antigua escuela, a la izquierda en dirección al barrio El Otero. Al principio del barrio hay un cruce y en este mismo cruce se encuentra el área recreativa, junto a una ermita.
Para ver la dirección exacta pincha
AQUÍ
Es bastante grande y acogedora.
La ermita puede servir, en caso de lluvia, para refugiarse.
Cuenta con 7 mesas y una barbacoa.
No tiene aparcamiento
Poca sombra.
Datos de interés
La senda de costa que une los núcleos de Pontejos y Pedreña en el
municipio cántabro de Marina de Cudeyo es discontinua y difícil de
seguir. En su mayor parte transcurre por una pista de piedra cimentada y
con cuidada señalización, que informa de la flora y la fauna de la
marisma , su ubicación y recorrido. La discontinuidad de la senda hace
que esta en los paneles informativos se identifique con números romanos:
“Senda de Costa de Marina de Cudeyo I” , “Senda de Costa de Marina de
Cudeyo II” , … y sucesivas , entre “Senda” y “Senda” hay que atravesar
núcleos urbanos y recorrer caminos rurales, y es en estas travesías
donde se echan de menos la señalización, por lo que conviene recurrir al
auxilio de los lugareños para enlazar sendero con sendero sin tener
que dar demasiadas revueltas. Una forma de empezar el paseo es hacerlo
desde la nave del Club de Remo de Pontejos y seguir el camino cimentado
que transcurre entre huertas y la ría de Astillero, a la izquierda nos
acompaña el paisaje industrial de unos astilleros ya en desuso y a la
derecha un incipiente seto de laurel que delimita el camino de los
huertos y casas familiares del núcleo de Pontejos . Recorridos unos
quinientos metros la vía muere y nos deja en un callejón de Pontejos con
salida a la carretera que une el Sanatorio de Pedrosa y la carretera
CA-141. Hay un indicador que nos avisa a seguir carretera arriba hacia
la principal, pero conviene, de momento, no hacer caso al aviso y
continuar en dirección contraria, hacia el Sanatorio de Pedrosa o Isla
de Pedrosa y adentrarnos el ella, ya que este es sin duda uno de los
principales atractivos del recorrido.
El Sanatorio de Pedrosa fue un lazareto marítimo en el siglo XIX, en
otras palabras fue una fortaleza sanitaria a la que iban a parar los
desembarcados sospechosos de estar contagiados de alguna de las
enfermedades tropicales infecciosas, en el siglo XX fue un hospital
especializado en la tuberculosis ósea y en la actualidad es una completa
ruina ya que de los edificios hospitalarios decimonónicos solo están en
uso uno de ellos : el hospital “infanta Beatriz” que sirve de centro de
rehabilitación de toxicómanos. El edificio principal del sanatorio y
el pabellón que está a la entrada del recinto lucen el cartel de
“prohibido el paso edificio en ruinas”, en igual estado está un pequeño
teatro, está sin embargo restaurada la capilla, y otro conjunto de
edificaciones menores destinadas a labores sociales y administrativas.
El recorrer la isla es pasear por un jardín seminaturalizado en donde
abundan los eucaliptos, y en menor densidad palmeras, plátanos, tilos,
robles y cipreses. Al salir del sanatorio hay que tomar la carretera
ahora si en la dirección que nos señala el indicador de la senda y
llegar a la CA-141 que es la calle principal de Pontejos, se continua
carretera arriba se deja atrás la iglesia y se llega a las escuelas
viejas, donación del Marque de Valdecilla al pueblo allá por los años
veinte y que en la actualidad es un centro cultural del municipio, a
mano izquierda se coge un camino rural en dirección a la bahía, el
camino muere en una nave de uso indeterminado , a su derecha aparece
de nuevo la pista cimentada que da paso a la “Seda II” del recorrido
costero.
La marisma junto al obervatorio ornitólogo
La “Senda II” es agradable y sombreada, está rematada con la pista de
cemento y piedra común a las otras sendas del recorrido, en su comienzo
hay un puesto de observación ornitóloga e información sobre la avifauna
que se puede contemplar. Si tienen paciencia y disponen de prismáticos
descansen y traten de identificar las aves que anidan en la bahía
santanderina. La senda transcurre por camino llano hasta llegar a una
carretera que lleva al barrio del Otero de Pontejos, la indicación aquí
es bastante confusa invitándonos a ascender por un camino rural bastante
descuidado, conviene alcanzar el barrio por el camino asfaltado que le
da acceso, y al llegar al otero detenerse en la Casona de los Gomez
Hurra, típica casona cántabra aún no reconvertida en establecimiento
hostelero, llama la atención el escudo heráldico labrado en esquina.
Continuamos por la carretera asfaltada dejamos y atrás el barrio,
dejamos atrás el cementerio de Pontejos, y continuamos por la carretera
asfaltada que desciende al mar, encontraremos de nuevo la senda de
costa, que ahora recibe la denominación de “Senda III”.
El oleoducto y la isla al fondo
La denominada “Senda III” es la más larga, prácticamente une los
cementerios de Pontejos y Elechas, y esta afirmada de igual forma que la
“Senda II”, a lo largo del recorrido encontramos bancos y merenderos y
fuentes secas, toda ella discurre entre taludes cubiertos de arbustos y
helechos que desde la costa descienden al mar, desde el camino se
adentran en el mar embarcaderos que son utilizados por pescadores de
caña, seguramente encontraremos a alguno en este trecho. Cruza la senda
la carretera de acceso a una fábrica cerámica, no hay pérdida posible
para retomar la pista cimentada, y un poco más allá nos topamos con el
cementerio de Elechas que la senda bordea, la escasa altura de la pared
del camposanto permite saber que finados ocupan de los nichos. La
“Senda III” termina en la carretera de acceso a la necrópolis que
presenta una indudable singularidad: el arco que forma el oleoducto que
da servicio a la fábrica de Dynasol de Gajano. Este oleoducto que se
adentra a la bahía de Santander había de impedir el acceso al cementerio
y como solución la ingeniería opta por elevarlo formando un cuadrado de
al menos 9 o 10 metros de alto por 4 de ancho, que da un aspecto de
escultura moderna o si se prefiere de arco de triunfo de la industria
sobre la naturaleza. Una vez se franquea el bodrio industrial el
senderista tiene dos opciones seguir el camino de tierra que discurre
paralelo al oleoducto o adentrase en Elechas y encontrar con ayuda de
los elechinos el camino rural que nos devuelve a la senda de costa: la
“Senda IV”. Si se sigue el camino paralelo al oleoducto, el caminante va
acompañado de un nauseabundo olor a hidrocarburo, y ha de infringir las
normas de Repsol que prohíben el paso a toda persona ajena a la
empresa, en compensación podrá contemplar una pequeña isleta con una
construcción que parece en abandono, cuando el camino llega al punto en
el que el oleoducto se adentra en el mar hay que buscar una pequeña
trocha que nos devuelve a la “Senda IV”. A través de Elechas hay que
seguir una sinuosa carretera que nos lleva a la parte alta del pueblo y
desde allí tratar de encontrar un camino rural que discurre recto hasta
morir en el comienzo de la “Senda IV”, ambos caminos, el de Repsol y el
de Elechas son los únicos que de momento no están empedrados en la
senda de costa.
Reencontrada la “Senda IV” descendemos por el talud que lleva al mar y
de nuevo encontramos la vegetación que dejamos atrás en la “Senda III”,
se cruza un puentecillo de madera y una revuelta más nos deja en la
parte del sendero que discurre paralela al Campo Municipal de Golf de
Pedreña. Esta es la guinda del pastel, la mejor panorámica de la bahía
de Santander, a un golpe de vista está toda la ciudad montañesa, desde
el puerto de Raos hasta la península de la Magdalena, en día soleado se
distingue el puerto del ferry, Pereda, Castelar, el palacio de
festivales, el oceanográfico y las playas de peligros y bikini. En lo
alto las torres de Cazoña, la residencia Cantabria, y los edificios
altos de General Dávila y Alto Miranda, y por supuesto el hotel real y
el palacio de la Magdalena.. Al
finalizar la verja del campo de Golf, un aparcamiento, y otra nueva
senda, ya no llevo la cuenta si es la V o la VI, esta nos acerca hasta
la playa de Pedreña, por debajo de los abigarrados edificios de
apartamentos que rompen el horizonte de la Bahía. Es la hora de volver y
desandar el camino andado.
(Tomado del blog BAGATELAS, que documenta muy bien esta senda)
Desde el área recreativa en dirección al cementerio, dejando éste a la izquierda y siguendo junto a una ganadería, que dejamos a la derecha, llegamos a la Senda Costera Pontejos-Pedreña.
Para ver la ubicación exacta de la senda pincha
AQUÍ
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Isla de La Campanuca, frente a la senda costera. |
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Casona de Gómez Herrera, en el barrio El Otero, frente al área recreativa. |