jueves, 11 de julio de 2013

A. R. de Pontejos

 El área recreativa de Pontejos se encuentra al sur de la bahía de Santander, a la altura de Pontejos.
Para llegar, tomar una desviación a la izquierda una vez pasado Pontejos, dirección Gajano. Después de pasar la antigua escuela, a la izquierda en dirección al barrio El Otero. Al principio del barrio hay un cruce y en este mismo cruce se encuentra el área recreativa, junto a una ermita.
Para ver la dirección exacta pincha AQUÍ
Es bastante grande y acogedora.
La ermita puede servir, en caso de lluvia, para refugiarse.
 Cuenta con 7 mesas y una barbacoa.
No tiene aparcamiento
Poca sombra.
Datos de interés




La senda de costa que une los núcleos de Pontejos  y Pedreña en el municipio cántabro de Marina de Cudeyo es discontinua y difícil de seguir. En su mayor parte transcurre por una pista de piedra cimentada y con cuidada señalización, que informa de la flora y la fauna de la marisma , su ubicación y recorrido. La discontinuidad de la senda hace que esta en los paneles informativos se identifique con números romanos: “Senda de Costa de Marina de Cudeyo I” , “Senda de Costa de Marina de Cudeyo II” , … y sucesivas , entre “Senda” y “Senda” hay que atravesar núcleos urbanos y recorrer caminos rurales, y es en estas travesías donde se echan de menos la señalización, por lo que conviene recurrir al auxilio de los lugareños para enlazar  sendero con sendero sin tener que dar demasiadas revueltas. Una forma de empezar el paseo es hacerlo desde  la nave del Club de Remo de Pontejos y seguir el camino cimentado que transcurre entre huertas y la ría de Astillero, a la izquierda nos acompaña el paisaje industrial de unos astilleros ya en desuso y a la derecha un incipiente seto de laurel que delimita el camino de los huertos y casas familiares del núcleo de Pontejos . Recorridos unos quinientos metros la vía muere y nos deja en un callejón de Pontejos con salida a la carretera que une el Sanatorio de Pedrosa y la carretera CA-141. Hay un indicador que nos avisa a  seguir carretera arriba hacia la principal, pero conviene, de momento, no hacer caso al aviso y continuar en dirección contraria, hacia el Sanatorio de Pedrosa o Isla de Pedrosa y adentrarnos el ella, ya que este es sin duda uno de los principales atractivos del recorrido.
Ria de Astillero con la Isla de Pedrosa al fondo
El Sanatorio de Pedrosa fue un lazareto marítimo en el siglo XIX, en otras palabras fue una fortaleza sanitaria a la que iban a parar los desembarcados sospechosos de estar contagiados de alguna de las enfermedades tropicales infecciosas, en el siglo XX fue un hospital especializado en la tuberculosis ósea y en la actualidad es una completa ruina ya que de los edificios hospitalarios decimonónicos solo están en uso uno de ellos : el hospital “infanta Beatriz” que sirve de centro de rehabilitación de toxicómanos. El edificio principal del sanatorio  y el pabellón que está a la entrada del recinto lucen el cartel de “prohibido el paso edificio en ruinas”, en igual estado está  un pequeño teatro, está sin embargo restaurada la capilla, y otro conjunto de edificaciones menores destinadas a labores sociales y administrativas. El recorrer la isla es pasear por un jardín seminaturalizado en donde abundan los eucaliptos, y en menor densidad palmeras, plátanos, tilos, robles y cipreses. Al salir del sanatorio hay que tomar la carretera ahora si en la dirección que nos señala el indicador de la senda y llegar a la CA-141 que es la calle principal de Pontejos, se continua carretera arriba se deja atrás la iglesia y se llega a las escuelas viejas, donación del Marque de Valdecilla al pueblo allá por los años veinte y que en la actualidad es un centro cultural del municipio, a mano izquierda se coge un camino rural en dirección a la bahía, el camino muere en una nave de uso indeterminado ,   a su derecha aparece de nuevo la pista cimentada que da paso a la “Seda II” del recorrido costero.


La marisma junto al obervatorio ornitólogo

La “Senda II” es agradable y sombreada, está rematada con la pista de cemento y piedra común a las otras  sendas del recorrido, en su comienzo hay un puesto de observación ornitóloga e información sobre la avifauna que se puede contemplar. Si tienen paciencia y disponen de prismáticos descansen y traten de identificar las aves que anidan en la bahía santanderina. La senda transcurre por camino llano hasta llegar a una carretera que lleva al barrio del Otero de Pontejos, la indicación aquí es bastante confusa invitándonos a ascender por un camino rural bastante descuidado, conviene alcanzar el barrio por el camino asfaltado que le da acceso, y al llegar al otero detenerse en la Casona de los Gomez Hurra, típica casona cántabra aún no reconvertida en establecimiento hostelero, llama la atención el escudo heráldico labrado en esquina. Continuamos por la carretera asfaltada dejamos y atrás el barrio,  dejamos atrás el cementerio de Pontejos, y continuamos por la carretera asfaltada que desciende  al mar,  encontraremos de nuevo la senda de costa, que ahora recibe la denominación de “Senda III”.

El oleoducto y la isla al fondo
La denominada  “Senda III” es la más larga, prácticamente une los cementerios de Pontejos y Elechas, y esta afirmada de igual forma que la “Senda II”, a lo largo del recorrido encontramos bancos y merenderos y fuentes secas, toda ella discurre entre taludes  cubiertos de arbustos y helechos que desde la costa descienden al mar, desde el camino se adentran en el mar embarcaderos que son utilizados por pescadores de caña, seguramente encontraremos a alguno en este trecho. Cruza la senda la carretera de acceso a una fábrica cerámica, no hay pérdida posible para retomar la pista cimentada, y un poco más allá nos topamos con el cementerio de Elechas que la senda bordea, la escasa altura de la pared del camposanto permite saber que finados ocupan de los nichos.  La “Senda III” termina en la carretera de acceso a la necrópolis que presenta una indudable singularidad: el arco que forma el oleoducto que da servicio a la fábrica de Dynasol de Gajano. Este oleoducto que se adentra a la bahía de Santander había de impedir el acceso al cementerio y como solución la ingeniería opta por elevarlo formando un cuadrado de  al menos 9 o 10 metros de alto por 4 de ancho, que da un aspecto de escultura moderna o si se prefiere de arco de triunfo de la industria sobre la naturaleza. Una vez se franquea el bodrio industrial el senderista tiene dos opciones seguir el camino de tierra que discurre paralelo al oleoducto o adentrase en Elechas y encontrar con ayuda de los elechinos el camino rural que nos devuelve a la senda de costa: la “Senda IV”. Si se sigue el camino paralelo al oleoducto, el caminante va acompañado de un nauseabundo olor a hidrocarburo, y ha de infringir las normas de Repsol que prohíben el paso a toda persona ajena a la empresa, en compensación podrá contemplar una pequeña isleta con una construcción que parece en abandono, cuando el camino llega al punto en el que el oleoducto se adentra en el mar hay que buscar una pequeña trocha que nos devuelve a la “Senda IV”. A través de Elechas hay que seguir una sinuosa carretera que nos lleva a la parte alta del pueblo y desde allí tratar de encontrar un camino rural que discurre recto hasta morir en el comienzo de la  “Senda IV”, ambos caminos, el de Repsol y el de Elechas son los únicos que de momento no están empedrados en la senda de costa.
Reencontrada la “Senda IV” descendemos por el talud que lleva al mar y de nuevo encontramos la vegetación que dejamos atrás en la “Senda III”, se cruza un puentecillo de madera y una revuelta más nos deja en la parte del sendero que discurre paralela al Campo Municipal de Golf de Pedreña. Esta es la guinda del pastel, la mejor panorámica de la bahía de Santander, a un golpe de vista está toda la ciudad montañesa, desde el puerto de Raos hasta la península de la Magdalena, en día soleado se distingue el puerto del ferry, Pereda, Castelar, el palacio de festivales, el oceanográfico y las playas de peligros y bikini. En lo alto las torres de Cazoña, la residencia Cantabria, y los edificios altos de General Dávila y Alto Miranda, y por supuesto el hotel real y el palacio de la Magdalena.. Al finalizar la verja del campo de Golf, un aparcamiento, y otra nueva senda, ya no llevo la cuenta si es la V o la VI, esta nos acerca hasta la playa de Pedreña, por debajo de los abigarrados edificios de apartamentos que rompen el horizonte de la Bahía. Es la hora de volver y desandar el camino andado.
(Tomado del blog BAGATELAS, que documenta muy bien esta senda)


Desde el área recreativa en dirección al cementerio, dejando éste a la izquierda y siguendo junto a una ganadería, que dejamos a la derecha, llegamos a la Senda Costera Pontejos-Pedreña.

Para ver la ubicación exacta de la senda pincha AQUÍ
Isla de La Campanuca, frente a la senda costera.



Casona de Gómez Herrera, en el barrio El Otero, frente al área recreativa.

2 comentarios :

  1. Parque muy cómodo. Este verano han cerrado la ermita y puesto una fuente.

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    1. Muchas gracias por la información.
      Un saludo
      Equipo de áreas recreativas

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