En este caso seguimos unos 2 metros y nos desviamos a la derecha por un camino, y nada más desviarnos seguimos otra vez por la derecha, a unos metros aparecerá el área bajo un espeso arbolado.
Pero si nos acercamos a pie la encontraremos en el GR- 99, entre Polientes y Arenillas de Ebro (junto a este pueblo).
Para ver la ubicación exacta pincha AQUÍ
Se trata de un pequeño y recogido espacio vallado, situado en un punto elevado con respecto al río Ebro que se ve desde la valla.
Cuenta con 2 mesas.
Se conoce como iglesias o eremitorios rupestres a aquellas construcciones que, como lugar de culto o retiro, fueron habilitadas a partir de la excavación y vaciado de un espacio físico pétreo, pudiendo en ocasiones ser aprovechada en primera instancia una cueva natural o un abrigo rocoso.
Santa María de Valverde
Superado el enclave palentino de Cezura, donde se conservan los restos de un eremitorio rupestre conocido como el Cuevatón, nos adentramos en el encantador valle de Valdelomar, donde son varias las localidades que se enorgullecen de poseer interesantes iglesias románicas.
Rebasado el exiguo caserío de San Martín, enseguida llama la atención junto a la carretera una airosa espadaña exenta de sabor tardorrománico bajo la cual, horadada en un peñasco calizo cuajado de tumbas antropomórficas, se encuentra la iglesia de Santa María de Valverde, quizás junto a la ya conocida de Olleros, la más completa de cuantas se conservan en España de esta tipología.
En la actualidad el templo, que aún sigue ejerciendo de parroquia de la localidad, se distribuye al interior en dos naves paralelas; la principal de mayor anchura, y la lateral algo más angosta y separada mediante un registro de arcos de ligera herradura. Dicha disposición, lógica en apariencia, es más que posible que no sea sino el fruto de varias ampliaciones que fueron acometiéndose durante la Alta y Baja Edad Media para acondicionar el templo a las necesidades espaciales que requería el crecimiento de la comunidad vecinal.
Santa Eulalia de Campo de Ebro
Continuando por la CA-273 y ya con el caudaloso Ebro a nuestra vera, dejamos a nuestra izquierda la población de La Puente del Valle, donde se conserva un conjunto eremítico bajo la advocación de San Pantaleón formado por una importante necrópolis, varias cavernas de funcionalidad funeraria, y los restos de lo que pudo ser un pequeño oratorio de culto.
Pocos kilómetros después y emplazado en uno de los pronunciados meandros que describe el Ebro por tierras de Valderredible, aparece Campo de Ebro. Junto a la actual iglesia parroquial y excavada en una pequeña prominencia rocosa arenisca, se encuentra la pequeña y antigua iglesia de Santa Eulalia, un modesto oratorio de una única nave que desemboca en un ábside de planta de herradura que, al igual que en varias iglesias hipogeas del entorno, queda ligeramente destacado en altura respecto al espacio destinado a los fieles.
Cadalso
Prosiguiendo por la carretera autonómica 273, verdadero eje vertebrador del Valle de Valderredible, atravesaremos Polientes (capital del valle), llegando tras pocos kilómetros a Cadalso; minúsculo hábitat en la misma ribera del Ebro en el que destaca su hoy arruinada torre fuerte y la modesta pero encantadora iglesia de San Cipriano.
Se encuentra ésta al borde mismo de la carretera, hasta el punto de que en sus últimas y necesarias obras de ensanchamiento, hubieron de ser sacrificadas varias tumbas antropomórficas que se disponían en torno al pequeño oratorio.
Arroyuelos
A escasos dos kilómetros al norte de San Martín de Elines, cuya soberbia colegiata románica es por méritos propios uno de los iconos más recurrentes de todo Valle de Valderredible, se asienta la pequeña población de Arroyuelos. La iglesia rupestre, dedicada a los santos mártires cordobeses Acisclo y Victoria, se encuentra a las afueras de la localidad, en una pequeña elevación desde la que se aprecia perfectamente tanto la colegiata de Elines como buena parte de la ribera cántabra del Ebro
Para su construcción fue aprovechado un enorme peñasco que, debido a sus notables proporciones, permitió que el espacio de culto se articulase en dos niveles en altura. Consta de dos naves paralelas separadas entre sí mediante dos arcuaciones de ligera herradura que descansan sobre un potente pilar central. La nave principal, de mayor relieve, desemboca en un profundo ábside de planta de herradura abierto mediante un estrecho arco triunfal de sección ultrasemicircular.
Resulta llamativo el hecho de que a los pies, la nave principal remata igualmente en un habitáculo semicircular a modo de exedra, evocándonos así a las plantas de ciertos templos peninsulares de tradición mozárabe como el de Santiago de Peñalba o San Cebrián de Mazote. Tanto la nave principal como la lateral presentan el prototípico banco corrido a lo largo de todo su perímetro interno.
A los pies del templo y accesible mediante una angosta escalera horadada sobre la propia roca, fue habilitado un pequeño espacio elevado a modo de tribuna que, a juzgar por las numerosas marcas de mechinales que se aprecian en todo el interior de la cueva, no es descartable que se prolongase mediante una estructura de madera para así, en un segundo piso, poder acoger a más fieles y solventar los problemas espaciales que el escarpe rocoso natural planteaba.
En torno a la cueva son apreciables varias tumbas antropomórficas también escavadas sobre la propia roca arenisca del entrono.
Presillas de Bricia
Desde el pequeño casco urbano de Arroyuelos y a través de estrechas carreteras locales, es posible acceder en pocos minutos a Presillas de Bricia: pequeña localidad prácticamente deshabitada perteneciente ya a la provincia de Burgos, cuyos límites geográficos se adentran como si de un mordisco se tratase en las tierras cántabras de Valderredible.
La iglesia de San Miguel, distante aproximadamente un kilómetro del modesto casco urbano de Presillas, es sin lugar a dudas la más espectacular al exterior de cuantas iglesias rupestres hemos recorrido durante la presente ruta. Ya desde la lejanía, no pasa desapercibido el impresionante peñón calizo en el que fue integrado el santuario hipogeo, siendo inevitable y casi instintiva la comparación con las conocidísimas construcciones troglodíticas de la Capadocia turca.
Pese a su secular abandono y a los efectos de la erosión que, con especial virulencia, se han cebado con esta inigualable construcción, es perfectamente distinguible su primitiva distribución interna, la cual se estructuraba en tres cortísimas naves de apenas un tramo que culminaban en sus respectivos ábsides, conservando dos de ellos la mesa de altar original también excavada sobre la propia roca.
La nave lateral norte, algo más angosta, queda separada de la central mediante dos irregulares arquillos peraltados; mientras que de la lateral sur parten unas escaleras labradas que, tras trazar un pequeño recodo, dan acceso a una tribuna elevada que en la actualidad constituye un privilegiado mirador desde el que se abarca visualmente todo el espacio litúrgico. Al igual que su vecina de Arroyuelos y pese a su deterioro, es también perceptible la bancada que recorría todo el perímetro interno del templo.
En el mismo farallón rocoso aunque con acceso independiente al de la iglesia, fue excavado un segundo habitáculo de planta cuadrangular que bien podría cumplir en origen las funciones de baptisterio, ya que en él aún se conservan dos pequeñas piletas rectangulares perfectamente aptas para la administración del Bautismo mediante el entonces imperante rito de la inmersión.
De regreso a la CA-273 y de nuevo en la misma ribera del Ebro, la pequeña población Villaescusa alberga una última sorpresa rupestre en forma del singular complejo eremítico conocido como El Tobazo, donde pese al deterioro, son aún patentes varias cavidades que, sin lugar a dudas, sirvieron de refugio a anacoretas durante los siglos altomedievales.
A pocos kilómetros y de nuevo en territorio burgalés, la visita a la espectacular población de Orbaneja del Castillo constituye un perfecto colofón a la ruta, la cual podría concluir en la localidad de Escalada, donde la carretera que nos ha permitido recorrer el valle de Valderredible, desemboca en la N-623 que comunica Burgos con Santander por medio del Puerto del Escudo.
Extraído de http://www.arteguias.com/rutas/iglesiasrupestres.htm
Para ver más enclaves de interés en la zona consultar las siguientes áreas recreativas:
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